Toñi Quiñones

"Un blog nace contigo, crece contigo, y llega un momento en que forma parte de tu vida". @Toquigo


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Biorritmos de Whatsapp

Podría ser la tarde de un sábado cualquiera, y quién dice un sábado,  dice cualquier otro día. Una tarde tranquila y relajada viendo una película y con el móvil siempre a mano.

Es inevitable no comprobar a cada clin clin de las notificaciones (con posibilidad de desactivar) del móvil quien nos escribe y «perturba» nuestra tranquilidad. Algunas de nuestras conversaciones en Whatsapp son comunicaciones breves y que evitan hacer una llamada, por ejemplo: «vas a venir a cenar?…  / si, nos vemos a las 21h / ok».  Existen otras conversaciones que necesitan que prestemos mayor atención como pueden ser conversaciones de grupos (del cole, del trabajo…)  dónde se pide la participación y opinión sobre algo. Podrían ser muchas y variadas clases de conversaciones  e incluso mantener varias a la vez,  pero ¿qué conversaciones son las que alteran nuestros biorritmos, las que alteran nuestro estado emocional, las que de pronto lo cambian todo y hacen que esa tarde tranquila comience a transformarse en una tarde de pesadilla?

El móvil siempre a mano, cerca de nuestros pensamientos y un lenguaje textual un tanto ambiguo y poco claro, pueden ocasionar serios problemas entre dos personas que en lugar de llamarse por teléfono o quedar para hablar cara a cara se dejan arrastrar por la conversación textual, la cual, van interpretando a su propio estilo.

Nos estamos acostumbrado a la inmediatez y espontaneidad de querer decir las cosas sin esperar el momento adecuado, a la libertad de poder expresarnos sin miedo, sin timidez, sin tapujos, sin reflexionar… y no nos damos cuenta que con esta actitud podemos crear situaciones que en la mayoría de las veces se nos van de las manos, porque no es el medio, ni la herramienta adecuada.

Y esa tarde tranquila de sábado empieza a tornarse gris,  y nuestro estado anímico comienza a alterarse con la conversación que estamos manteniendo con nuestra pareja que está de viaje, o con una amiga con la cual no quedó alguna cosa clara… en definitiva, lo que empezó por: «Hola, qué haces? / aquí estoy en el sofá viendo una peli / que agustito, no? / si / he estado pensando que lo que estuvimos hablando el otro día……..  «.  y de ahí  en un rato a « ¡No quiero verte más! «  y por supuesto con el consiguiente cabreo para ambas partes.

¿Qué estamos haciendo mal?. En mi opinión, una conversación importante no debe de mantenerse vía chat con Whatsapp, Telegram, Imensajes, Messenger… Y segundo, si la conversación comienza a complicarse, lo mejor es hacer una llamada de voz, que siempre será mejor que escrita, e internar comprender y entender, para poder solucionar. Ante la falta de presencia física, la voz siempre nos proporcionará más información y evitará que hagamos mal interpretaciones.

Esta es una situación que lamentablemente se está convirtiendo en habitual. No tiene horario, se puede presentar durante el trabajo, en casa, durante la comida, en una reunión… no tiene un momento, ni lugar concreto.

Cuando estés cabreado, aléjate del teclado


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¿Qué se considera un riesgo para un menor en entornos Online?

Cada día se hace más frecuente, – más de lo que nos gustaría- que los medios de comunicación se hagan eco sobre delitos cometidos a menores por otros menores, y por adultos a menores a través de las TIC como: usurpación de identidad, ciberacoso, pornografía infantil, delitos contra la intimidad y un largo etcétera. Además, se empieza a diagnosticar nuevas conductas adictivas “sin sustancias” que es como se denomina a la adicción a Internet, al móvil, a los videojuegos… (Tecnoadicciones).

Los menores están fascinados por la cantidad de posibilidades que las TIC les ofrecen, y es por ello que, por su falta de desarrollo madurativo, además de factores familiares y ambientales, son más vulnerables y están más expuestos al riesgo de éstas. Estos pueden pasar del uso al abuso, y por lo tanto, a la dependencia.

Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor de modificación parcial del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil, regula en el Capítulo I del Título II (art. 12 a 22) las actuaciones en situación social de desprotección de los menores, diferenciando las situaciones de riesgo de las de desamparo.

En el Art.17 las actuaciones que procedan de riesgo, se consideran aquellas que perjudiquen el desarrollo personal o social del menor y que no requieran de la tutela de la Administración. Y en el art. 12 se refiere a las situaciones de desamparo, a aquellas que son determinantes de la tutela de la Administración.

Ante una nueva realidad, en donde las TIC forman parte de nuestras vidas, ¿se podría plantear el “desamparo tecnológico”? entendiendo este, como una situación de riesgo que perjudica el desarrollo personal y social debido al mal uso de las TIC. Y por lo tanto, el “desamparo tecnológico” de un menor, ¿se daría cuando éste queda privado de la asistencia moral y el incumplimiento por parte de los progenitores de los deberes de protección y el derecho del menor a ser educado establecidos por las leyes?

En el Estudio sobre el Acceso a Internet de niños menores de 14 años se aprecia que el lugar desde donde los menores usan más el ordenador, y por lo tanto, se conectan a Internet, es en el hogar. En este sentido, el hogar se convierte en el lugar donde el menor está más expuesto a los riesgos de Internet. A la vista queda, que son los progenitores los encargados de velar por la protección de los menores, supervisar su educación y conductas con respecto a las TIC. La patria potestad no es sólo un ejercicio offline (fuera de la red), sino que también hay que ejercerla en la red, ya que no tenemos dos realidades (presencial y virtual). El sociólogo Manuel Castells (Hellín, 1942) apunta bien cuando dice que Internet es una extensión de la propia vida.


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Charlas de ciberseguridad en la educación

Nadie se hubiera imaginado diez años atrás que, las Nuevas Tecnologías de la Información (TIC) iban a crecer y formar parte de nuestras vidas como lo hacen en la actualidad.

Ha cambiado nuestra forma de comunicarnos, de relacionarnos, de hacer las cosas… en definitiva, las TIC han cambiado la sociedad, además de estar compuestas por herramientas que nos capacitan y facilitan la vida, nos ayudan a desarrollar habilidades que hasta ahora no se habían tenido en cuenta. Pero también nos han expuesto –debido a su mal uso- a nuevos delitos y patologías que hasta ahora eran impensables.

La población con mayor riesgo y más vulnerable ante el uso inadecuado de estas herramientas son los menores, ya que la inmersión de estos en el uso de Internet, es total. Hay menores de 7 u 8 años que acceden a la red sin conocimientos previos, con escasas habilidades y con una nula percepción de los que es la red de Internet, la privacidad, la intimidad… Internet no filtra la información, y no es todo lo que hay, es aún un mundo peligroso y “salvaje” para ellos. Los menores, podrían encontrarse en situaciones de riesgo de cualquier índole y que perjudiquen su desarrollo personal o social procedentes del mal uso de las herramientas tecnológicas, bien por ellos mismos, o por acciones de adultos tales como: ciberbullying, grooming, oversharing, sexting, robo y suplantación de identidad, daño al honor…

Los menores se encuentran desprotegidos principalmente por dos factores: (i) la falta de formación en competencias digitales por parte de las familias (principales responsables) y otros agentes de la educación que están en contacto con la formación de estos, y (ii) porque la red de Internet no está pensada para ellos. La seguridad en Internet no está garantizada y las políticas en esta línea son escasas hasta la fecha, aunque la voluntad por parte de los Gobiernos, Organismos, Instituciones y empresas está en crear alianzas para frenar y perseguir los hechos delictivos, generando así, espacios más seguros que garanticen los derechos de los ciudadanos.

Es por ello, que cada día es más necesario programas/proyectos – o escuelas digitales – dirigidos/as a familias (padres e hijos) y educadores que faciliten conocimientos y habilidades para educar en el uso responsable y seguro de las TIC. También se hace necesario, modificar, adaptar, mejorar… el currículo básico, tanto en educación Primaria como Secundaria. Así como la formación de los futuros profesionales de la educación. Y por último, potenciar el trabajo y la investigación en estos aspectos, así como reducir la brecha digital.

Las AMPAS (Asociaciones de padres y madres de alumnos) preocupadas por esta situación solicitan estas charlas, y sobre todo, formación (talleres) útil y práctica para poder educar y acompañar a sus hijos en este fascinante mundo de las tecnologías de una forma segura y responsable.

Como siempre, un placer ayudar a las familias y demás agentes sociales de la educación.

Imagen 1 Charla en Ampa Corvales del CEIP Isabel la Católica de La Zubia (Granada).

Imagen 2 Charla en el Ayuntamiento de Huelma (Jaén) dirigida a las AMPAs de la localidad.

Imagen 3 Charla a los alumnos del Máster de Criminalidad e Intervención Social con Menores de la Facultad de Derecho de Granada.


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I Jornadas Palabras Azules 2015

Hasta Motril (Granada) llegaron el pasado 9 de Mayo de 2015,  y desde distintos puntos de la geografía española, casi un centenar de personas del ámbito de la educación para participar de las I Jornadas Palabras Azules. Unas jornadas enfocadas al trabajo colaborativo y a la enseñanza de la escritura creativa. Estuvieron llenas de mucha ilusión, esfuerzo, trabajo y sobre todo encuentros, reencuentros y momentos emotivos.

Mis felicitaciones a todos los organizadores y a los participantes, y deseosa de participar en las II Jornadas Palabras Azules 2016


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Padres y madres en grupos de Whatsapp escolares.

logo-whatsapp_0Los grupos de Whatsapp aportan a los padres contacto directo con el resto de padres y madres de la clase de su hijo/a. Es una herramienta muy útil con la cual las familias están informadas, principalmente sobre los temas académicos de sus hijos, y también se suelen usar para organizar eventos escolares y extraescolares entre padres o alumnos.

Durante los acontecimientos que se realizan en el aula o en el centro escolar (fiestas o eventos escolares), hay padres que van informando a los que no han podido asistir a través del grupo de Whatsapp de clase, envían fotos, hacen comentarios, responden a las preguntas de los que no han podido asistir… la mayoría de los padres reciben con agrado este tipo de información, y que de otra forma no hubiera obtenido, sólo en pocas ocasiones,  nos encontramos con padres que no quieren que se suban fotos de sus hijos al grupo de Whatsapp, por ello, es importante como padre o madre informar al resto de miembros que componen el grupo para que se respete esta decisión.

También existen grupos de clase creados por los propios tutores, y a través de estos el tutor informa a las familias sobre los acontecimientos del aula, reuniones.. y en ocasiones, a través de imágenes o vídeos el tutor comparte logros o anécdotas que suceden dentro del aula.

Es importante tener en cuenta que, sea un padre o el tutor de clase el administrador del grupo, se deben establecer unas normas de uso, donde la educación y el respeto deben ser la estrella, y se debe eliminar a quienes no cumplan dichas normas.

Es importante mencionar, que en estos grupos se debaten también situaciones no siempre agradables y que suceden dentro del aula, por lo tanto, es conveniente que los menores no tengan acceso a estas conversaciones, ni estas se realicen únicamente a través de Whatsapp, lo recomendable es hacerlo en un entorno más personal, con presencia física y contando con el tutor/a, si el caso lo requiere. Demás es sabido las malas interpretaciones que se puedan hacer de los mensajes.

Las familias tienen derecho a conocer el comportamiento, logros académicos y demás temas de intereses concernientes a sus hijos, y a que exista una transparencia sobre cómo el docente trabaja con sus alumnos en el aula, pero no la de someter a escrutinio la labor profesional de un docente en un grupo de Whatsapp.

Recordemos que no es la herramienta la que puede producir situaciones desagradables, sino, el uso que se haga de ella.