Últimamente y debido a las situaciones de violación de privacidad y acoso que se están produciendo, hablar de seguridad en la red está de moda. Estamos sometidos a un constante «peligro» cada vez que: usamos una wifi gratis, no cambiamos las claves de seguridad cada x tiempo, no leemos las condiciones de las RRSS o de las Apps que instalamos, entramos y compramos en páginas web que no cumplen con los requisitos de seguridad… y si a esto le sumamos que, cada día estamos más y más rodeados de tecnología y además no tenemos la formación adecuada para controlarla, podemos sentirnos más vulnerables e inseguros cada vez que navegamos por Internet, llegando incluso a sentir «pánico».
Como dice Castells, «navegar por la red no es diferente a caminar por la calle», ya que podríamos hablar de riesgos y peligros muy similares, y sirva por ejemplo: si en la calle no hablas con extraños ¿porqué lo haces en Internet?… Y como decía aquella madre miedosa, no salgas a la calle que está llena de peligros y gente mala; hija, como en casa, en ningún lugar. Y por esta regla de tres, nada de Internet, que ya se sabe que ahí solo hay gente que busca hacerte daño y meterte en líos.
La seguridad, nuestra seguridad, debería considerarse algo prioritario. Tener los conocimientos y la formación adecuada para detectar, distinguir y denunciar situaciones de peligro, debe formar parte de nuestra educación en valores. La misma formación que damos en la vida real (o física), debemos darla para la vida virtual, y como dice Castells “Internet es una extensión de la vida tal como es, en todas sus dimensiones y modalidades. Es más, incluso en los juegos de rol y en los chat room informales, las vidas reales (incluidas las vidas reales online) son las que determinan, definen, el modelo de interacción online”